Tots sabem de l’afició de les nostres mascotes a olorar, jugar i fins i tot ingerir de vegades determinats tipus de plantes. Tant els gossos com els gats -especialment aquests- les utilitzen com una manera de facilitar la digestió i purgar quan senten la necessitat instintiva. En un entorn controlat això no representa un problema, sinó tot el contrari, però … què passa si els teus animalets entren en contacte amb varietats botàniques perilloses? Seguiu llegint i ho descobrireu
Lirios y azucenas
Las especies de la familia Lilium son muy tóxicas para los gatos en prácticamente todas sus variedades debido a sus compuestos químicos, especialmente irisina, terpenos y quininas. Consumir incluso pequeñas cantidades de cualquier parte de esta planta -especialmente bulbos y rizomas- puede llevar a la muerte del animal por fallo renal.
Mientras que la toxicidad intrínseca del lirio se considera media/baja y se necesita un consumo continuado o muy elevado para provocar una enfermedad irreversible, las azucenas son extremadamente peligrosas.
Los síntomas más frecuentes del envenenamiento incluyen vómitos, pérdida de apetito, aletargamiento, diarrea, depresión y finalmente el citado daño renal. Si tu gato ingiere una de estas plantas se le debe hacer regurgitar de forma inmediata y visitar al veterinario de forma urgente. Los perros están mejor protegidos frente a estas sustancias nocivas, causando simplemente molestias en el estómago.
Ricino
Los arbustos de ricino son una de las plantas más peligrosas para los animales domésticos, si no la peor. Sus semillas contienen ricina, un compuesto altamente tóxico que inhibe la síntesis proteica, aunque en realidad toda la planta es venenosa. De hecho, la ricina es una de las toxinas más potentes conocidas por el hombre desde hace siglos.
Incluso consumida en cantidades minúsculas el ricino puede ser letal. Los síntomas se desarrollan normalmente en 1-2 días tras la ingestión, e incluyen pérdida de apetito, sed extrema, debilidad, falta de coordinación, dificultad al respirar y un deterioro en las funciones nerviosas. Tras esto, aparece diarrea hemorrágica, convulsiones, coma e incluso la muerte.
Adelfas
Frecuentes en la cuenca mediterránea, estas flores contienen glicósidos nocivos, muy especialmente oleandrina -su toxicidad es tan elevada que en España su venta al público está prohibida-. Consumir cualquier parte de la planta produce cólicos, diarrea, sudoración intensa, descoordinación, dificultades respiratorias, temblores musculares y, en casos graves, la muerte por fallo cardíaco, por interacción con la bomba de sodio-potasio.
Las causas más frecuentes de intoxicación son las ramas podadas o caídas, sobre todo en animales de granja -ovejas, cabras- y caballos más que en mascotas domésticas.
Regaliz americano
Conocida por una gran variedad de nombres y presente en áreas tropicales y subtropicales, esta planta invasiva contiene unos compuestos de altísima toxicidad conocidos como abrina y ácido ábrico, localizados exclusivamente en las semillas.
La buena noticia es que dichas semillas poseen una cubierta de extrema dureza, que debe ser dañada para acceder a las toxinas y causar problemas graves -ingerirlas enteras no suele desarrollar ningún síntoma-. La mala noticia es que el consumo de una sola semillaaplastada o cortada, y por tanto con la abrina expuesta, puede ser mortal.
Provoca en la mayoría de casos vómitos severos, diarrea, temblores, taquicardia, estado de shock, fiebre y finalmente la muerte. Los síntomas se parecen en ocasiones a los de intoxicación por ricina, pero la abrina es muchísimo más venenosa.
Cólquico
Su nombre coloquial es “mataperros”, lo que nos permite hacernos una idea de sus propiedades. Es una planta herbácea con flores bulbosas nativa de Europa, que contiene una gran variedad de alcaloides -especialmente colchicina– concentrados sobre todo en las semillas, aunque también las flores presentan cantidades que pueden llegar a ser peligrosas.
Si tu mascota consume una de estas plantas es vital un lavado de estómago inmediato y la administración de carbón activo. Los síntomas dependen de la dosis, siendo la diarrea constante un elemento de diagnóstico: irritación de la mucosa oral, vómitos sanguinolentos, trastornos digestivos, y en casos más graves aplasia medular, daño multiorgánico y la muerte por fallo cardíaco -aunque no es frecuente-.
Caladio
Popularmente llamados “oreja de elefante”, proceden de la selva amazónica. Es una planta de interior muy frecuente por su tamaño y sus vivos colores, pero a nuestras mascotas no les sientan bien: los cristales de oxalato cálcico insoluble que contienen pueden provocar irritación y quemaduras en la boca y lengua, salivación excesiva, vómitos y dificultad al tragar -estos efectos son muy similares a los provocados por las especies de Dieffenbachia-. En todo caso, no son tan peligrosas como otros integrantes de esta lista.
Digitalis purpurea
La digitalis es una planta ornamental muy apreciada por la belleza de sus flores en forma de campana. Son especies nativas de Europa que crecen con abundancia de forma silvestre, aunque se cultivan de forma intensa.
Contiene un heteroglicósido cardíaco muy similar al de la adelfa pero de efectos algo menos potentes, conocido como digitalina. Esto no nos debe hacer bajar la guardia, ya que si nuestras mascotas la llegan a consumir es extremadamente venenosa -en la Edad Media era usada en dosis altas como tóxico letal-. Todas las partes de la planta son igualmente peligrosas: hojas, flores y semillas, como medida protectora ante sus depredadores naturales.
El consumo de digitalis produce arritmias, vómitos, diarrea, debilidad general, y en altas concentraciones fallo cardíaco.
Falsa acacia
Es un árbol que crece de forma natural en Estados Unidos, aunque se ha introducido en multitud de países -entre ellos España- como adorno de calles, parques y jardines.
Sus semillas poseen una lectina que las hace tóxicas para cualquier tipo de animal, aunque en realidad cualquier parte del árbol es potencialmente peligrosa excepto las flores, y especialmente la corteza y los brotes tiernos. Cuando se consume, produce efectos digestivos inespecíficos en nuestras mascotas -diarrea, cólicos-, junto con debilidad general, depresión, anorexia y en casos extremos muerte por fallo renal. Se requiere una atención veterinaria inmediata para paliar sus efectos nocivos.
Espuela de caballero
Muy frecuente en la región mediterránea, contiene unos compuestos denominados alcaloides diterpénicos tóxicos para los animales domésticos, aunque dicha toxicidad varía según las condiciones de crecimiento y la edad de la planta.
Los síntomas que provocan los alcaloides pueden llegar a ser extremadamente severos: parálisis neuromuscular, temblores, rigidez muscular, convulsiones, fallo cardíaco y parálisis respiratoria.
Tejo
Todas las especies de este árbol ornamental son peligrosas para la salud de nuestro animal. Contiene taxina, un alcaloide que puede llevar a la muerte súbita en pocos minutos por fallo cardíaco. Los síntomas iniciales incluyen temblores, respiración dificultosa y convulsiones.
Se cree que incluso permitir a las mascotas jugar con ramas o palos procedentes del tejo puede ser potencialmente mortal, ya que la taxina se concentra en todas las partes del árbol excepto las bayas, que pueden ser ingeridas siempre y cuando se retiren las semillas.
Falsa palmera
La Cycas revoluta es una planta procedente de Japón, que crece profusamente en la zona mediterránea, especialmente en España. Es extremadamente venenosa tanto para humanos como para animales, que además la encuentran muy sabrosa y llamativa.
Su toxicidad proviene de la cicasina, que se distribuye por toda la planta pero fundamentalmente en las semillas. Los síntomas son muy variados y oscilan desde vómitos, diarrea o debilidad hasta ictericia o fallos hepáticos que conducen a la muerte. Generalmente, interfiere en la coagulación sanguínea y por ello es normal encontrar deposiciones con sangre, hematomas o sangrado nasal.
La incidencia de envenenamiento por las cícadas se está multiplicando progresivamenteen mascotas debido a que cada vez se usan más como ornamento. Se estima que entre el 50% y el 75% de los animales mueren tras ingerirla, por lo que ante un consumo accidental hay que acudir de forma inmediata con un centro toxicológico. Aún así, es frecuente que se produzcan daños internos permanentes.